domingo, 28 de junio de 2020

LA INNOMINATA. 500 m/V+/MD

          Buscábamos un nombre para nuestra protagonista de hoy, una sibilina arista de atrayente silueta que nos cautivó desde "rocaDRAGÓN" hace tan solo un par de semanas, un hallazgo afortunado e inesperado desde un objetivo que curiosamente apuntaba justo en la otra dirección.
         Nuevamente emocionados por la posibilidad de adentrarnos en terreno virgen nos dispusimos a buscar una linea que pudiera ser alternativa a la que Tirón trazó en 2019 pero, o no lo hicimos, o solo lo conseguimos a medias. De nuevo encontramos tres clavos oxidados, un vetusto equipamiento en los largos primero, segundo y cuarto, que nos confirmaban que por allí se había escalado antes. Es increíble pero en el caos de la pared, habíamos coincido al menos en tramos, con los aperturistas.
          Por ello nombramos nuestro recorrido en aquella especie de "no lugar" como la INNOMINATA, una arista con perfil similar al de su homónima italiana que desde abajo prometía mucho menos de lo que finalmente nos ofreció. 


        
          Fue nuestra primera escalada del verano, un verano extraño que comenzaba a las 23:44 h. de la noche anterior con el solsticio, ofreciéndonos un día mágico, el más largo del año, el de más luz, que aprovechamos para llevar a cabo seguramente una de las actividades más chulas de 2020. 

El Pitarquejo desde la Innominata 

Javier Magallón y Carlos Díaz en la R4

          Ocho intensas horas nos metimos Carlos y yo entre pecho y espalda para resolver el enigma de aquella sucesión de diedros, espolones, grietas y aristas, pero al final de la tarde tocaban tierra firme las cuerdas del último rápel que nos aseguraba el regreso a la civilización.

 
La cresta desde su vecina "rocaDRAGÓN"

          La escalada fue franca y muy intuitiva, comenzando desde el mismo asfalto de la carretera que une el cruce con Villarluengo junto al Hostal de la Trucha, y Pitarque, unos 50 m antes de llegar al puente del Estrecho que cruza el río.
          Descripción: El primer largo discurre por terreno indefinido donde se suceden diedros discontinuos y roca poco compacta, por casualidad encontramos un clavo oxidado en la parte más alta. Tras la reunión en una carrasca, un pequeño flanqueo al este nos abre un evidente diedro de roca excelente donde aparece un nuevo clavo, posibilidad de autoprotección relativamente sencilla. El L3 da la posibilidad de escalar, bien por una canal, bien por una especie de chimenea lavada, nosotros optamos por un "mix" ya que comenzamos por la canal de la izquierda para luego progresar por el espolón, donde la roca es más compacta, justo hasta un punto concreto donde cambiamos de línea a la chimenea. Desde la R3 nuestro olfato nos llevaba cada vez más cerca de la arista principal, por lo que optamos por buscar la vertical atravesando dos placas fisuradas de V grado, la segunda protegida por un clavo, aunque eso sí, la grieta oblicua de fondo favorece el emplazamiento de seguros flotantes sin demasiados problemas, reunión volada en una gran carrasca. A partir de aquí se trata de seguir el filo de la cresta, se pasa por cierto junto a un nido de cabras muy curioso. El resto de la actividad lo llevamos a cabo en ensamble. Como curiosidad indicar que en un momento dado hay que dar un pequeño salto para salvar dos resaltes, el "patiazo" obliga a pensar un poco donde y como debe terminar ese brinco. Nos desencordamos en el punto de más cota de la formación. Reuniones de fortuna en carrascas. Vistas impresionantes y muy aéreas del Pitarquejo al este y de Pitarque y el nacimiento al oeste.
          
Carlos de primero en el largo inicial 
Javier en el diedro del segundo largo, antes y después. 
Magallón progresando por la chimenea del L3, por detrás Carlos escalando por el espolón  
Carlos en los pasos finales de la arista, se aprecia completa "rocaDRAGÓN" de fondo 

          Descenso: Se baja por el monte con tendencia a buscar el pasillo-canal de la cara oeste del estrato que queda suelto, al final del cual encontramos un cordino con maillon, su grosor hace pensar en sustituirlo si se encuentra en malas condiciones. Ese primer rápel de unos 30 m nos deja justo en la carrasca más o menos volada donde podremos montar otro muy limpio de unos 45 m por la placa, cinta plana con maillon. Ya en el pie del resalte nosotros optamos por no seguir el discurrir lógico del agua (cuando baja) ya que en la carrasca final donde aparece el vacío dudamos si con 60 m llegábamos al suelo, por ello destrepamos por las canales naturales hacia el sur con la intención de buscar un  punto más cercano a tierra firme que nos asegurase tanto una recuperación fácil de cuerdas como la seguridad de un rápel más corto. Una nueva carrasca volada que equipamos con otra cinta plana y maillon nos permitió descender esos últimos 35 m y llegar abajo con facilidad. Solo queda buscar la carretera que pasa junto a la masada del Pitarquejo caminando entre la masa forestal unos 10-15 minutos, aprovechamos la canal de una barrancada, siempre más limpia de vegetación.
        
Segundo rápel por la canal lavada del barranco seco
Detalle de la placa agujereada por donde discurre el último rápel




          

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