¡Zaragoza también existe!
Reseña técnica
Ya desde que frecuentaba las paredes de Riglos hace unos años me llamaba la atención esa tapia, la curiosidad además crecía exponencialmente también cada vez que pasábamos por debajo viajando hacia Navarra, pero por un motivo u otro siempre acababa en el cajón de las cosas pendientes (el cual por cierto, es más bien grandote). El caso es que por fin llegó el día, además por casualidad, una idea repentina, una llamada a la persona adecuada, muchas ganas y todo se desencadena en pocas horas. ¡La pasión mueve montañas (o hace que las escales, jejeje)!
La vía es espectacular y se encuentra perfectamente equipada con parabolt, además de numerosos puentes de roca donde aparecen cordinos y sirgas. Las reuniones son cómodas con doble seguro fijo, en muchos casos cáncamos. Para el espolón Fuertes, dada su mala reputación, llevamos algún friend "porsi..." que no utilizamos, por lo que se puede concluir que son suficientes una quincena de cintas expres para llegar arriba, interesante alguna larga. Posibilidad de empalmar largos, aunque nosotros seguimos literalmente la topo de Luichy con el fin de evitar excesivos roces de cuerda en panzas y travesías. Por su situación en el valle habrá que evitar días de mucho viento si no queremos ser bandeados.
En resumen, unos 400 m de escalada en 16 largos con un grado máximo 6a+ y a nuestro parecer, algún 6a de regalo que debería añadirse a los que indica la reseña. Dispone de dos partes bien diferenciadas, el espolón del Gállego, navegando por un conglomerado excelente, y el Fuertes, donde la calidad de la roca disminuye, encontrando mucha costra. Ambas líneas encadenadas se enlazar en la Punta la Ralla. Vistas espectaculares de Riglos y del cauce del río que serpentea con sus famosos rápidos por debajo de los railes del Canfranero, rememorando las gestas de aquellos Rabadá y Navarro, Cintero, los hermanos Bescós, Villarig, Montaner, etc... que tanto nos han inspirado a muchos.
Croquis de Luichy
Aproximación: Salir de Murillo de Gállego en dirección a Puente la Reina, a unos 2 km, justo antes de una cerrada curva a la izquierda tomamos la pista ascendente a la izquierda, enseguida un pequeño ensanchamiento donde dejar el vehículo y seguir a pie, aunque cabe la posibilidad (nosotros lo hicimos, aunque sudamos la gota gorda) de subir hasta el final con el coche, obligatorio todoterreno y pocas ganas de andar ya que una vez decides transitar por ahí no hay marcha atrás hasta arriba, y os aseguro que vais a pensarlo en más de una ocasión. Una vez en la explanada superior, seguir un sendero hacia la pared durante algo más de 30 min. -marcado con algún hito y señalización rotulada casi al final- que te deja a pie de vía, justo bajo un madroño (geolocalización para ir al punto de partida).
Reza la mitología griega, que Hector fue un principe troyano que defendió la ciudad de los asedios y hostilidades durante la guerra, llegando a ser el guerrero más temido por sus enemigos, un hombre joven y valiente que gozaba de la protección de Apolo y Ares. Solo Aquiles pudo con él. Ese aplomo y saber estar me recordó a mi compañero de cordada en esta aventura, Hector, que se estrenaba en vías largas. Con sus solo 22 primaveras demostró que esa manera de hacer las cosas le llevará muy alto. Escalamos límpio, ligeros, rápidos -nos costó poco más de 6 h-, compensados, sin errores, genial.
Diferentes secuencias del espolón del Gállego
Punta la Ralla con Riglos y sus Mallos de fondo
Algunas secuencias del espolón Fuertes
Y por fin la cima...
Descenso: Desde la cumbre de Peña Rueba lo más rápido (1 h al suelo si no se lía el tema + 15 minutos al coche), cámodo y bonito es buscar el sistema de rápeles equipados que aparecen siguiendo durante unos 10 minutos el sendero marcado con puntos verdes. Aparece la primera instalación en el suelo, sobre una gran canal muy vertical que en 50 m nos deja en una plataforma boscosa (existe una instalación intermedia un poco a desmano como opción al rápel completo). Seguir un cable de poca sección hasta la cabecera de un segundo rápel volado y equipado, desde el cual descenderemos por una canal hasta una carrasca donde un tinglado de cordinos nos permitirá llegar al suelo con un último rápel de unos 30 m. ¡OJO! con la recuperación de cuerdas ya que sobre todo los dos primeros son muy aéreos.
Existe la posibilidad de bajar desde la Punta la Ralla si solo hacemos el espolón del Gállego, para ello buscaremos los 6 rápeles -todos a 30 m-, el primero de los cuales se inicia en la gran canal que aparece a la izquierda, justo antes de la primera reunión del espolón Fuertes.
Cabecera del primer rápel, ¡inconfundible!
Las vistas desde la cima de Peña Rueba son insuperables, solo por eso vale la pena la escalada. Pocos lugares como ese...
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